La medicina del siglo XXI está cada vez más digitalizada. Historias clínicas electrónicas, telemedicina, apps de salud, facturación digital… Todo esto genera un volumen de información enorme. Pero, ¿qué pasa si estos sistemas no pueden hablar entre sí? Aquí es donde entra en juego la interoperabilidad.
En este artículo te explicamos qué es, por qué es clave para el futuro de la salud y cómo puede afectar directamente tu trabajo como médico o tu clínica.
La interoperabilidad es la capacidad que tienen diferentes sistemas y software para compartir, intercambiar y utilizar información de manera segura y eficiente. En el contexto de la salud, significa que los historiales médicos, exámenes, recetas y datos de pacientes pueden moverse entre clínicas, hospitales, laboratorios y aseguradoras sin perderse o distorsionarse.
Un paciente se atiende en tu consultorio.
Luego va a un laboratorio externo.
Después, necesita atención en un hospital.
Si hay interoperabilidad, todos estos centros pueden acceder a su información médica actualizada y consistente, sin necesidad de repetir preguntas, pruebas o papeleo.
La historia clínica completa y actualizada permite diagnósticos más acertados y tratamientos más seguros. Se evitan errores por falta de información (como alergias, medicamentos en uso o antecedentes).
Los médicos y personal administrativo gastan menos tiempo solicitando exámenes ya realizados, buscando papeles o ingresando datos duplicados.
En enfermedades crónicas o pacientes que ven múltiples especialistas, la interoperabilidad asegura que todos los profesionales estén en la misma página.
Muchos países ya están exigiendo cierto grado de interoperabilidad, especialmente en sistemas públicos y seguros médicos. Por ejemplo, en Colombia, la interoperabilidad es un pilar en el avance de la historia clínica electrónica nacional.
Es importante entender que no todos los sistemas interoperan de la misma forma. Se habla de diferentes niveles:
Los sistemas pueden conectarse e intercambiar datos, pero sin un formato estandarizado. Por ejemplo, enviarse PDFs o imágenes.
Los datos intercambiados tienen un significado común. Por ejemplo, un código diagnóstico (CIE-10) es interpretado igual en diferentes sistemas.
Las instituciones acuerdan protocolos y políticas para compartir información. Aquí entran temas legales y éticos, como el consentimiento del paciente.
Aunque puede sonar como un tema técnico, la interoperabilidad ya está afectando a los médicos de forma concreta:
Menos papeleo y duplicidad: ya no es necesario pedir al paciente que traiga resultados físicos o repetir pruebas.
Acceso rápido a historias clínicas completas: incluso si el paciente fue atendido en otra ciudad o por otro especialista.
Mejora en la toma de decisiones: con toda la información a la mano, el diagnóstico y tratamiento son más seguros.
Obligaciones legales: en algunos países, los médicos deben garantizar que su software es compatible con estándares nacionales de interoperabilidad.
Son estándares globales para el intercambio electrónico de datos de salud. Hoy, FHIR es el más moderno y permite que apps y sistemas diferentes «hablen el mismo idioma».
Es un sistema para codificar términos médicos (enfermedades, procedimientos, hallazgos) de forma estandarizada.
La Clasificación Internacional de Enfermedades es otro estándar clave para diagnósticos que facilita la interoperabilidad semántica.
A pesar de sus ventajas, todavía existen desafíos:
Falta de estandarización: no todos los softwares usan los mismos formatos.
Costos de implementación: integrar sistemas puede requerir inversión inicial.
Resistencia al cambio: algunos médicos y clínicas aún prefieren métodos tradicionales.
Preocupaciones por la privacidad: compartir información entre sistemas debe hacerse cumpliendo estrictamente las leyes de protección de datos.
La interoperabilidad será cada vez más necesaria para:
Expansión de la telemedicina: donde los médicos atienden pacientes a distancia y necesitan acceso a su información médica.
Inteligencia artificial: los sistemas de IA requieren datos interoperables para funcionar de forma efectiva.
Historia clínica unificada nacional: varios países, como Colombia, están avanzando hacia una plataforma donde toda la información del paciente esté centralizada.
Pregunta a tu proveedor si tu sistema cumple con estándares como HL7, FHIR, CIE-10, SNOMED CT, etc.
Evita soluciones que «encierren» tu información y dificulten compartirla con otros sistemas.
Entender los conceptos básicos de interoperabilidad te dará ventaja frente a otros profesionales que se queden atrás en la transformación digital.
Siempre que compartas datos del paciente entre sistemas, hazlo cumpliendo con las leyes de privacidad y con el consentimiento del paciente.
La interoperabilidad ya no es algo opcional o futurista. Es una necesidad actual para mejorar la atención médica, optimizar procesos y cumplir con las nuevas regulaciones.
Como médico o gestor de salud, entender su importancia y asegurarte de que tu software está preparado es un paso clave para ofrecer un servicio de calidad en la era digital.
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